El sistema inmunológico, también llamado sistema inmune, es el sistema de defensa del cuerpo que nos protege contra infecciones y enfermedades causadas por bacterias, virus, hongos y parásitos. El sistema inmunológico nos ayuda a mantener una buena salud. Pero, ¿sabías que tenemos dos tipos diferentes de defensa en nuestro sistema inmunológico? El innato (inespecífico) y el adaptativo (específico). Estos colaboran para proteger el cuerpo de manera efectiva.
El sistema inmunológico innato
El sistema inmunológico innato también se conoce como sistema inmunológico congénito. Se puede dividir en sistema inmunológico interno y externo. La parte externa incluye, entre otros, la piel, las membranas mucosas y el ácido gástrico, que impiden los microorganismos dañinos de diferentes maneras. El sistema inmunológico interno está formado por macrófagos, granulocitos, células endoteliales, células dendríticas y una serie de otros tipos de células. Están preprogramados para reconocer virus y bacterias, combatirlos y devorarlos tan pronto como entran en el cuerpo.Son también estas las que deciden si deben alertar a la siguiente defensa o no.
El sistema inmunológico adaptativo
Si los invasores sobreviven al sistema inmunológico innato, se activa el sistema inmunológico adaptativo. Sin embargo, necesita algo de tiempo para movilizarse y puede tardar días o incluso semanas. Pero, a cambio, puede recordar al enemigo y por lo tanto tener una defensa efectiva lista si el mismo enemigo vuelve a aparecer. Esta defensa está a cargo de los glóbulos blancos llamados linfocitos, que tienen funciones especializadas avanzadas para poder responder eficazmente a los ataques. Se dividen en células T y células B.Las células T provienen de la médula ósea y se trasladan al timo donde maduran. Existen diferentes tipos de linfocitos T como las células T auxiliares, las células T asesinas y las células T de memoria. Las células T auxiliares activan y coordinan el sistema inmunológico y atraen a las células T asesinas que destruyen virus, células cancerosas y células infectadas por virus o parásitos intracelulares. Los linfocitos B o células B se forman y maduran en la médula ósea y protegen el cuerpo contra bacterias y toxinas mediante la formación de anticuerpos que aglutinan sustancias para hacerlas visibles, por ejemplo, a los macrófagos. También recuerdan a invasores anteriores y pueden formar rápidamente nuevos anticuerpos si el mismo virus o bacteria vuelve a aparecer.
¿Se puede fortalecer el sistema inmunológico?
El sistema inmunológico es complejo y qué células deben trabajar depende del tipo de amenaza. Y si quieres tener un sistema inmunológico fuerte y funcional, puedes influir en él hasta cierto punto a través de tus elecciones de estilo de vida.
Alimentación
Consume una dieta variada y nutritiva para que el cuerpo tenga los materiales necesarios para desarrollar células nuevas y saludables y fortalecer el sistema inmunológico. Bayas coloridas, frutas y verduras, algas y grasas saludables son ricas en importantes antioxidantes y vitaminas.
Higiene
Lava tus manos (y cuerpo) regularmente con agua y jabón. No te toques la cara y tose o estornuda en el pliegue del codo.
Movimiento
Muévete todos los días y haz ejercicio regularmente para fortalecer el sistema inmunológico a largo plazo. El sistema inmunológico puede debilitarse temporalmente después de un entrenamiento muy intenso, pero se estabiliza después de algunas horas.
Recuperación
Evita el estrés negativo prolongado que afecta al sistema inmunológico. Toma descansos regulares durante los cuales realices ejercicios de respiración, yoga o movimiento físico.
Sueño
Como la falta de sueño prolongada afecta negativamente al sistema inmunológico, es importante dormir lo suficiente. Crea buenas rutinas nocturnas y acuéstate temprano. ¡Consejo! Escucha el episodio 83. Tu impresionante sistema inmunológico en el podcast "Fanny och Ila – un podcast sobre estilo de vida sostenible y salud holística".
Cecilia Lassfolk, nutricionista diplomada